Una reflexión sobre la fotografía callejera. “Huyendo de la “Triple A” (AAA).

En el mundo de las finanzas, la clasificación triple A es sinónimo de excelencia. Haciendo uso del sarcasmo que en ocasiones me caracteriza, he decidido usar esta nomenclatura para ilustrar algunas de mis reflexiones acerca del género que denominamos comúnmente “fotografía callejera” en castellano o “street photography” en inglés (que parece que suena mejor).

No me considero un especialista en este género. Tengo una mayor preferencia por la fotografía documental de eventos culturales o artísticos. En ellos, encuentro unas condiciones más favorables para desarrollar mi estilo fotográfico ( si es que existe tal cosa): el tema u objetivo me viene dado; las condiciones del entorno o la escenografía se suelen diferenciar de lo cotidiano; y me siento más seguro para acercarme a la acción y conseguir el tipo de composiciones por las que siento especial predilección. Además, documentar un evento permite conseguir con más facilidad un conjunto de imágenes con variedad y coherencia.


La fotografía callejera ocuparía el segundo lugar en mi lista de géneros preferidos. Yo he crecido fotográficamente admirando la obra de los fotógrafos más emblemáticos de Magnum. Muchos de ellos, además de grandes fotoperiodistas son también magnígicos fotógrafos de calle y sus obras han ido configurando en mi mente un banco de “composiciones visuales” que de una manera más o menos consciente impregnan mis propias imágenes.


Hace unos cinco años que comencé a interesarme y ejercitarme en este género con un mínimo de fundamento. Las circunstancias obligan porque  cuando salimos de paseo con la cámara por las ciudades de nuestro entorno o vamos de viaje a una ciudad que desconocemos y en la que no encontramos nada demasiado concreto que fotografiar, toca "tirar de callejeo".

Empecé haciendo muchas fotos por pura experimentación, la mayoría de ellas fallidas, pero que me han permitido evolucionar y depurar ciertos conceptos.

Llegados a este punto, volvamos a la “Triple A”.

Tratando de simplificar al máximo el razonamiento, en toda foto de calle distingo tres elementos básicos: la localización, los personajes y la acción.


Vamos a calificar con una “A” cada uno de estos tres elementos.

Una localización es “A” cuando resulta “Aséptica”. En sí misma, no provoca ningún tipo reacción emocional. No es un lugar famoso, ni bonito, ni feo, ni tiene ambiente, no tiene nada característico, buena luz,  no crea una buena perspectiva, ni enmarca bien la escena,….

A una persona le pondremos también una “A” si resulta totalmente “Anónimo”. No me refiero a que no conozcamos su nombre y apellidos, sino a que no hay en él ninguna cualidad que le de una matiz de singularidad (que sea una persona con cierta relevancia, que su apariencia sea poco usual, su expresión, …).


Por último, a una acción que resulte “Anodina” le encasquetamos otra “A”. Creo que no hacen falta más explicaciones.

Pasemos ahora a lo positivo. Vamos a cambiar de letra.

Sería deseable encontrar un lugar “Interesante”, es decir con calificación “I” por alguno de los motivos que antes hemos comentado. No hace falta irse a la Torre Eiffel, la Cataratas del Niágara o la Gran Muralla China.


Uno o varios personajes con “Identidad” propia que los haga singulares.


La acciones resultan mucho más impactantes cuando son “Insólitas”.

Como se puede comprobar he tenido que rizar el rizo un poco con el tema de los antónimos y las iniciales, pero pienso que el mensaje se puede entender.

¿Qué enseñanzas saco de todo este galimatías de “ies” y “aes”?


Pues lo voy a tratar de hacer sencillo.

·         Primero. Hay que intentar huir de la “AAA” como del mismísimo demonio. Ya sé que es imposible escaparse siempre, pero al menos seremos conscientes que son intentos fallidos.
·         “IAA” - “AIA” – “AAI” ya supone una imagen válida, incluso bastante buena si esa “I” es potente.
·         “IIA” - “IAI” – “AII” podría ser garantía de una magnífica imagen.
·         “III” . El día que tenga una os contaré lo que se siente. Supongo que ya podré morir en paz.



Me ha faltado matizar una cuestión bastante importante. El poner una calificación “A” o “I” no sólo depende de las circunstancias con las que nos encontremos. La habilidad de un fotógrafo para componer, encuadrar o esperar la luz y el momento adecuados pueden hacer cambiar las combinaciones como si de una máquina tragaperras se tratara. Pero eso es otra historia.

Para acabar, lo que debería hacer ahora es ponerme a revisar de inmediato mi archivo fotográfico. Crearme ocho colecciones, empezando por la “AAA” y acabando por la “III” y empezar a rellenarlas. 

Lo que no he decidido es si empezar por la última “III” que será las más rápida porque estará seguramente vacía, o por la “AAA” que también será rápida porque lo mismo las puedo meter todas ahí de golpe. Seguro que exagero un poco, pero hay que tomarse esta cosas serias con cierto humor.




Ya que en esta entrada no hay imágenes, los muy aburridos o desocupados pueden dar una vueltecita por mis galerías:



Los que prefieran color

http://www.flickr.com/photos/36112741@N03/



Si tenéis un día gris

http://www.flickr.com/photos/100330300@N07/page1/



Hasta la próxima.

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