Una ciudad iluminada con velas.

Con esta fotografía titulada “El río de la fe”, he obtenido el primer premio de la la XIX edición del concurso de fotografía “Orihuela en su Semana Santa”.




Durante los tres días que ha estado expuesta, han sido bastantes las personas que me han hecho preguntas sobre cuestiones técnicas relacionadas con los ajustes de la cámara y el postprocesado. Es por ello que he decidido dedicarle una entrada en mi blog que aclare un poco dichos aspectos.
La imagen está tomada con una Nikon D800 y un objetivo Nikkor 14-24 f/2.8.
Los datos de disparo son 19 mm de longitud  focal, f/2.8,  1/15 sg e ISO 12800 en modo de prioridad al diafragma, medición matricial con +1/3 de compensación es la exposición y sin usar trípode trípode.
Llevaba acoplado a la cámara un pequeño trípode gorillapod que me permitía disparar casi a ras de suelo, pero este encuadre no me era posible conseguirlo con él. La situación se complicaba porque la propia gente que veía la procesión y los alumbrantes no me permitían situarme con comodidad. Enfoqué a la zona media de loa fila izquierda de desfilantes confiando que la profundidad de campo a 19mm y f/2.8 fuera suficiente para obtener una imagen aceptablemente nítida en su totalidad.
La exposición la había calculado con algunos disparos de prueba previos tratando de evitar que las zonas de luz se quemaran. De todas formas una exposición mayor, además de quemar estas zonas, me habría dado una imagen trepidada casi con toda seguridad. Contuve la respiración ye hice uso de un buen pulso.
Hice varios disparos parecidos, pero éste era el mejor de todos tanto técnica como compositivamente.

Cuando descargué  me gustó pero empezaron los problemas. La imagen era correcta pero para que quedara bien sobre papel, necesitaba aclararla alrededor de dos pasos de luz, conservando las iluminaciones.
La Nikon D800 se comporta francamente bien hasta ISO 6400, pero por encima de este valor aumenta la granulosidad (aunque no exageradamente), pero, sobre todo, aparece un ruido térmico producido por el sensor Sony que incorpora que tiñe toda la escena de un sutil tinte magenta que se hace muy evidente en las zona inferior del encuadre.
El caso es que la imagen final tenía que forzarla hasta lo que sería más o menos unos 50000 ISO. Demasiado para una D800. Lo único que jugaba a mi favor es que ese forzado podía ser un poco selectivo, preservando la luminosidad original en ciertas partes de la imagen.
Para eliminar el ruido térmico hay una opción relativamente sencilla. Superponer un fotograma negro hecho al mismo ISO y tiempo de obturación que la fotografía en modo sustracción en photoshop. Aunque seamos muy cuidadososs enque ambas capas estén procesadas con los mismos parámetros, este proceso elimina por completo el ruido térmico, pero suele teñir la imagen con un tinte verdoso que después hay que corregir. Tras varios intentos, al final el ruido térmico lo fui suprimiendo manualmente compensando el tinte magenta con diferente intensidad según las zonas en lightroom.
Aumenté la exposición original y levanté sombras. Para compensar la imagen lavada que ello produce, aumenté el contraste y la saturación. La imagen tenía en aspecto y color que quería pero el problema era que con estas manipulaciones, el ruido de luminancia se había descontrolado por completo. Si aumentaba en lightroom el valor de reducción de ruido, éste mejoraba pero el detalle de la imagen se perdía hasta darle un aspecto “plasticoso” poco natural. Probé varios programas específicos para eliminar ruido (sin dar nombres diré que hasta seis diferentes). Con ninguno de ellos el resultado era plenamente satisfactorio. Al final opté por combinar dos capas; una con más ruido y detalle y otra con menos. La combinación fue selectiva. La zona más compleja era el cielo, las sombras profundas y la iglesia tenían muy buen aspecto.
Una vez que conseguí una fusión interesante hice los retoque finales. Eliminé un horrible disco de paso de peatones azul que había en sobre las cabezas de las personas que aparecen mirándome en la esquina inferior y un par de cables que, en realidad, no molestaban demasiado. Para rematar, hice sutiles ajuste de luz y color en algunas zonas. La imagen estaba lista pero como después comprobé, algo oscura para la impresión en papel. Con una curva de photoshop levanté los tonos medios un poco más y quité muy sutilmente un poco de ruido que había aparecido en el cielo (tal vez no habría hecho falta).
El resultado fue una imagen con una calidad aceptable para ampliar a tamaño 50x70 cm en papel, no comparable a la que se podía haber obtenido con un ISO más bajo bajo y un diafragma más cerrado, pero en la que había congelado la escena. Cosa que con las otras condiciones habría sido imposible por el largo tiempo de exposición requerido.
En realidad lo importante para mí era la fotografía en sí, lo que transmitía y el hecho de que había logrado fotografiar una ciudad iluminada sólo con velas y con la colaboración de la luna llena que se ocultaba tras la iglesia.


Afortunadamente la historia tuvo un final feliz.

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